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viernes, agosto 19, 2011

SI SEÑÓ, DE CÁI CÁI


SI SEÑÓ, DE CÁI CÁI

Un gaditano está bebiéndose una cervecita en un bar de Sevilla. Recibe una llamada en su móvil. Descuelga, sonríe de oreja a oreja y le dice al camarero que ponga una ronda para todo el bar, porque ha sido padre. Su mujer ha tenido un típico bebé gaditano con un peso al nacer de 11 kilos.

Los clientes del bar, todos puros sevillanos, miran con incredulidad al gaditano, pues nadie puede creer que un recién nacido llegue a pesar 11 kilos. Pero el gaditano se encoge de hombros y dice: “Es la media en Cái, pisha. Como he dicho, mi niño es un típico bebé gaditano”.

Los sevillanos, no del todo convencidos, se acercan y le felicitan, también se oyen exclamaciones desde otras partes del bar, incluso una mujer se desmaya debido a dolores empáticos.

Dos semanas más tarde el gaditano vuelve al bar. El camarero, que le reconoce, le dice, “¡Hola, mi arma!, usted es el padre del típico bebé gaditano que pesó 11 kilos al nacer ¿no? Todo el mundo ha estado haciendo apuestas sobre cuanto pesaría su hijo después de dos semanas. Y ya que esta aquí, díganos cuanto pesa ahora”. Todos los sevillanos que llenan el bar tienen las orejas como radares.

El gaditano responde con orgullo paternal: “Ocho kilos”.

El camarero, confuso y desconcertado, le dice: “¿Qué ha pasado? Si el bebé pesaba 11 kilos el día que nació”.

El orgulloso padre gaditano se toma pausadamente un buen trago de su botellín, se recrea en la suerte, mira vacilón a toda la clientela que espera expectante, se seca los labios en la manga, se inclina levemente ladeado hacia el camarero y con aire cómplice exclama:








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“Lo hemos operado de fimosis”.